La olla a presión es uno de los pilares básicos de la cocina actual que permite acortar los tiempos de cocción de los alimentos hasta cuatro veces. Gracias a su sistema hermético impide la salida de aire o lÃquido durante su preparación. Pero para conseguir este efecto y mantener en buen estado nuestra olla hay que tener en cuenta varios aspectos.
- Guardar la olla abierta y con la junta mirando hacia arriba.
- Proporción de alimentos y agua: se debe tener cuidado de no llenar la olla más allá de los dos tercios de su capacidad. Esta proporción se puede ver modificada si se va a utilizar alimentos como arroz o cereales cuyo tamaño se amplÃa durante la cocción hasta 3 o 4 veces su tamaño. Si se utilizan este tipo de ingredientes la proporción se debe reducir a la mitad de la capacidad.
- Para limpiar la olla a presión hay que hacer una diferenciación entre sus elementos. Debido a la necesidad de mantener el buen estado de los componentes de la olla, para conseguir un óptimo uso durante un largo tiempo, es necesario limpiar la junta y los dispositivos de seguridad manualmente. No se deben usar en el lavavajillas para evitar su deterioro.
- La junta debe cambiarse de forma general una vez al año como mÃnimo. Para conseguir que los alimentos se cocinen de forma correcta se debe establecer un cierre totalmente hermético entre la tapa y la olla. Para esto es necesario que la junta esté bien colocada y en perfecto estado.
- La apertura debe ser fácil y en ningún caso se debe forzar. En el momento que se está empleando mucha fuerza para abrir la olla es que no se está haciendo correctamente. Se trata de un movimiento suave y se debe tener mucho cuidado con el vapor que desprenderá la olla al abrirla.
- El uso de la olla no debe incluir nunca: freÃr con abundante aceite porque puede coger temperaturas mucho mayores y hacer que la presión de la olla supere la recomendada, suponiendo un riesgo e incluso posibilitando una explosión de la olla. Tampoco se debe meter en un horno ni cerrar sin tener nada dentro.
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